Debería tener más dinero para ser feliz; tengo que hacer todo bien; no debería pensar en mí porque eso es egoísta; debería ser siempre puntual; debería saber más de este tema; tengo que caer bien a todo el mundo,…
¿Te resultan familiares estas afirmaciones? Seguro que alguna sí e incluso podrías aumentar la lista, ¿verdad?
El terapeuta Reneau Z. Peurifoy define esos “debería” como transformaciones de las elecciones personales, deseos o preferencias en absolutos universales.
Los pensamientos en base a “debería” o “ tengo que” constituyen algo similar a un dogma que hemos establecido de forma inconsciente (generalmente nos acompañan desde nuestra infancia) y que lleva asociado una creencia rígida y firme, como si no hubiese cabida para ninguna otra posibilidad, en consecuencia, la ganancia directa que obtenemos suele ser frustración, malestar, respuestas de ansiedad, enfado, inseguridad, culpabilidad, …
Y es que es frecuente que de modo reiterado planteemos el mundo de forma categórica, haciendo poco uso de la tan preciada flexibilidad cognitiva y poniendo empeño en desperdiciar tiempo y esfuerzo criticándonos duramente o incluso juzgando en la misma línea a otras personas que según nuestro criterio “se han salido de lo establecido”, pero,…
¿cómo cambiaría nuestro día a día si somos capaces de vencer la rigidez de pensamiento y empleamos estrategias más adaptativas?
Para introducir cambios e incluir una mayor positividad es necesario que podamos invertir la acción más habitual para conectar otra vez con el origen y observar que esas imposiciones nacen, o sería interesante que así fuese, de una elección. Si nosotr@s lo hemos decidido quizá tendremos más dominio sobre la idea ¿no crees? y, en consecuencia, sobre la emoción que se experimenta a continuación y que va a dirigir nuestra acción posterior.
Si quieres conseguir ese cambio, para modificar el malestar asociado a las exigencias autoimpuestas, te voy a dar unas pequeñas ideas que pueden ayudarte a comenzar el proceso.
- Haz un listado de tus propios “debería”. Quizá no se te ocurren todos en este momento, pero como estarás con el foco más centrado en ellos a partir de este instante, cuando vayas descubriéndolos, ¡anótalos!
- Revisa el listado e intenta modificar la idea por otra más sana y flexible. ¿Cómo podrías hacerlo?, comienza por sustituir los “debería” por un “me gustaría” y plantéate si te apetece en realidad, qué te aporta, qué puedes hacer tú y si es beneficioso en tu vida diaria.
Posiblemente la variación de tan solo una palabra en tu mensaje pueda permitirte ser más respetuos@ contigo mism@, y, en consecuencia, las sensaciones que te acompañarán estarán emergiendo desde la calma.
¡Cuidate mucho! Piensa que nadie se lo merece más que tú.